miércoles, diciembre 21, 2005

NO VERLO VENIR

ERICH JAN HANUSSEN ( n. Viena, 1889 - m. Berlín, 1933)

La del ascenso al poder del nazismo en Alemania es una época plagada de personajes que van de lo extravagante a los sencillamente siniestro; vividores de muchos pelajes, especialistas en pescar en el río revuelto que era la répública de Weimar en sus últimos estertores. Entre todos ellos destaca Erich Hanussen, "el mago de los guantes verdes", al que llegarían a llamar "el Rasputín germánico", un personaje que pasó en poco tiempo de la nada al brillo estelar para luego apagarse misteriosamente y del que se sabe muy poco a ciencia cierta.
Parece seguro que nació en Viena, hay quien dice que en la celda de una comisaría, en los años 80 del siglo XIX. De familia judía, su verdadero nombre era Hermann Steinchneider. Algunas fuentes dicen que descendía de un famoso rabino del siglo XVIII, aunque lo que parece seguro es que su familia pertenecía al mundo del espectáculo circense y las variedades, y que desde muy joven fue un buscavidas que lo mismo actuaba como saltimbanqui en una feria de pueblo que hacía de compositor musical o redactor de revistas de contenido dudoso. Durante la primera guerra mundial trabajó entreteniendo a la tropa. Después de la contienda parece que prestó sus servicios como vidente a familias que buscaban a sus seres queridos en los campos de batalla hasta que se estableció como adivino en Praga. Pronto su gabinete de videncia se convirtió en lugar de reunión de cabalistas y toda clase de círculos esotéricos que le ayudaban a crear un aura de misterio a su alrededor que le conseguía numerosos clientes entre las clases acomodadas. Además comenzó también a utilizar la información privilegiada que conseguía en sus consultas para extorsionar a sus clientes, por lo que acabó viéndose obligado a cambiar de aires al parecer buscado por la justicia.
A mediados de los años veinte estaba en Berlín, había cambiado su nombre por el de Erich Jan Hanussen y se presentaba como un aristócrata danés. Inicialmente fue editor de un par de revistas esotéricas que le abrieron las puertas de los "círculos ocultos" de la capital alemana y le permitieron conocer personajes como el escritor Hans Einz Ewers, pero también le hicieron entrar en contacto con varios de los primeros afiliados al partido nazi. A finales de los años veinte Hanussen repartía su tiempo entre las actuaciones en cabarets y teatros berlineses, donde demostraba su habilidad como mago y adivino (sin duda utilizando técnicas como la lectura en frío) a la vez que adquiría potenciales clientes; y sus sesiones privadas donde recibía a la gente más influyente del momento. Parece que en su gabinete se valía de todo tipo de trucos y efectos especiales, además de estar éste plagado de micrófonos que servían más tarde para dejar sin habla a sus incautos clientes al "acertar" en múltipes detalles de sus vidas. Parece que el gabinete tenía fama de ser lugar dónde se producían otras sesiones menos confesables con orgías de todo tipo y ritos mágicos secretos. Rumores que no hacían sino aumentar la fama y la fortuna de Hanussen.
En algún momento a principios de los años treinta recibió al mismo Hitler que, al parecer, había oído hablar de una supuesta predicción de Hanussen sobre su ascenso al poder. La relación que se estableció posteriormente entre ellos es uno de los puntos más controvertidos de la vida del vidente. Algunos aseguran que Hanussen "entrenó" al futuro Führer gracias a su conocimiento del magnetismo animal hasta convertirlo en el gran hipnotizador de masas que luego fue. Otros dicen que desde su primer encuentro Hitler no hacía nada sin consultar al adivino. Sea como fuere, el caso es que gracias a esta afortunada visita Hanussen se convirtió en el vidente de moda entre los jerarcas nazis en ascenso lo que, gracias a los métodos de acumulación de información y extorsión que ya hemos visto antes, le hizo ganar una gran fortuna, amén de un considerable poder dentro de los círculos nazis. Sin embargo, como le pasó ya en Praga, parece claro que el abuso de esta situación fue lo que produjo su ruina al final. Su creciente influencia hizo que fuera investigado por la policía nazi, y salió a la luz su origen judío entre otras cosas, aunque de momento sus contactos le evitaron mayores problemas. El 24 de febrero de 1933 Hanussen inauguraba con gran pompa su nuevo local, "el Palacio del Ocultismo" con la presencia de gran cantidad de jerarcas nazis. En un momento dado, el vidente cayó en trance y predijo ante todos los presentes el incendio del Reichstag, que se produciría dos días después. El cómo llegó a conocer aquella operación secreta de los nazis para hacerse definitivamente con el poder y acabar con los comunistas es un misterio, aunque con sus antecedentes no resulta difícil de explicar. El por qué se atrevió a darlo a conocer es un misterio aún mayor. Hay quien dice que no se resistió a utilizar aquella información en su espectáculo porque ante todo era un artista; personalmente me inclino a creer que fue más bien un intento de hacer lo que mejor sabía, es decir sacar tajada de ella. En cualquier caso era una jugada peligrosa, y acabó saliéndole mal. Su actuación hizo sospechar a todo el mundo que en realidad eran los nazis los que habían quemado el Reichstag y pese a su presunta amistad con Hitler no tardó en caer en desgracia. El Palacio del Ocultismo fue cerrado, y sus reuniones y consultas fueron prohibidas. El 24 de marzo fue detenido e interrogado por la Gestapo, el 8 de abril el Volkischer Beobatcher anunció que se había encontrado un cadáver medio comido por los animales en un bosque cercano a Berlín. Poco después uno de sus ayudantes identificó a Hanussen. El caso se archivó como suicidio pese a que el periódico decía que el cuerpo estaba cosido a balazos.
A Hanussen se le atribuye habitualmente haber predicho la ascensión al poder de Hitler, la noche de los cuchillos largos y el incendio del Reichstag. Sin embargo parece que con muchas otras predicciones no tuvo tanta suerte, sobre todo con la de su propio destino aunque hay quien dice que en realidad los nazis lo quitaron de enmedio pero no lo mataron, sino que siguieron utilizando sus poderes, poniendo un último toque de misterio a la vida del adivino.

martes, diciembre 13, 2005

EL PENÚLTIMO MESÍAS

SABBATAI ZEVI (n. Esmirna, 1626 – m. Dulcigno, 1676)

La historia de los judíos está llena de persecuciones, matanzas y todo tipo de desgracias que los han convertido en un pueblo único. Su constante vagar por el mundo fue siempre acompañado de la idea de ser el pueblo elegido que solo esperaba una señal, un Mesías que les devolvería la gloria. A lo largo de la historia fueron varios los que se apropiaron de este título, uno de los últimos y puede que el más notable fue Sabbatai Zevi.
Nacido en una familia sefardita de Esmirna, Sabbatai Zevi fue destinado al sacerdocio desde la infancia. Su padre, agente comercial de una compañía inglesa, le llevó pronto a la escuela del rabino Joseph Escapa, donde se enseñaba la Torah y el Talmud. Parece que desde el principio el joven Zevi estuvo más interesado en la Cábala y empezó a convertirse en un místico. El hecho de haber nacido el día en el que se conmemora la destrucción del templo de Jerusalén y el contacto con las ideas de los milenaristas ingleses que esperaban el fin del mundo para 1666, así como el hecho de que los judíos esperasen al Mesías en 1648, le llevaron al convencimiento de que él mismo era el elegido. En 1648 se proclamó Mesías de los judíos diciendo en voz alta el nombre de Dios en un altar, algo totalmente prohibido para los hebreos. Para entonces ya tenía un gran número de seguidores en su ciudad natal. En 1651, hartos de sus pretensiones, los judíos de Esmirna le echaron de la ciudad con sus discípulos. Posteriormente fue expulsado de Salónica (donde se casó con la Torah en una ceremonia considerada sacrílega), Atenas, Constantinopla y varias ciudades más del imperio otomano, pese a lo cual su fama iba creciendo, y algunos de los más famosos rabinos se ponían de su parte. Al final acabó recalando en el Cairo bajo la protección de un rico judío funcionario del sultán. En 1663 viajó a Jerusalén, donde su aparentemente profunda piedad y su misticismo le hicieron ganar muchos adeptos. Durante su estancia en el Cairo Zevi se casó con Sara, una judía de Polonia cuyos padres habían sido asesinados por los cosacos, se había criado con monjas católicas y había acabado como prostituta aunque curiosamente afirmaba que había nacido para casarse con el Mesías. Sara fue traída desde Livorno por deseo expreso de Zevi, que había soñado con ella al parecer. Zevi había estado casado ya dos veces por imposición de los jefes de la comunidad hebrea, aunque había acabado divorciándose en ambas porque el matrimonio no le permitía mantener la pureza que su cargo requería a su entender. El hecho es que la tradición decía que la mujer del Mesías sería una prostituta. Eso, unido al carisma y la belleza de Sara, hizo que Sabbatai Zevi tuviese por aquel tiempo más de un millón de seguidores y que se le empezase a conocer en todo el mundo, de manera que en 1665 volvió a Esmirna en olor de multitudes y fue proclamado Rey de los judíos en la sinagoga en una ceremonia a la que acudieron todos los hebreos de la ciudad. Entonces declaró que las viejas leyes ya no eran válidas, puesto que las prohibiciones y la sobriedad de la religión se debían a la espera. Ahora que el Mesías había llegado era hora de alegría y jolgorio, y durante un tiempo esta fue la norma entre los judíos del imperio turco y también entre muchos cristianos y musulmanes que se le unieron. Los judíos ortodoxos sin embargo empezaron a recelar y a hablar de la mala influencia de Sara sobre su “Rey”. Se aproximaba el año esperado y la popularidad del Mesías llegaba hasta las colonias judías de sitios tan distantes como Ámsterdam, las cuales eran muy proclives a aceptarle después de la guerra de los treinta años que había asolado Europa y era lo más parecido a la época de muerte y pestilencia que las escrituras decían que precedería al Mesías. En algunos lugares de Europa los judíos empezaron a pensar en un nuevo éxodo y se contaron historias sobre el regreso de las tribus perdidas de Israel.
En 1666 Sabbatai Zevi se proclamó Rey de reyes y declaró que viajaría a Constantinopla para que el sultán le cediese su trono. En lugar de eso se encontró con el Gran Visir Ahmed Köprülü, quien lo desterró a un castillo en Abydos. Lejos de ser una prisión, el castillo de Abydos se convirtió en una especie de corte, donde prosiguió sus fiestas y jaranas, así como sus contactos con sus fieles a lo largo y ancho del mundo. Desgraciadamente sus innovaciones crearon disturbios en las comunidades judías, y causaron persecuciones contra ellos en varias. Finalmente, cansado de rumores que decían que Zevi estaba preparando una revuelta, el sultán Mehmed IV le mandó llamar y le obligó a hacerse musulmán para evitar el cadalso. Zevi aceptó y la mayoría de sus adeptos le abandonaron. No obstante, algunos de ellos pensaron que era solo una manera de poder convertir a miles de musulmanes y Zevi empezó a jugar un doble juego, convenciendo al sultán de que lo que de verdad hacía era convertir judíos al Islam. Al final, cansados de sus trucos, los turcos lo exiliaron a Dulcigno en Albania, donde murió en 1676.
Pese a todo algunos siguieron fieles después de su muerte y aún hoy existen comunidades en Turquía y otras partes de Europa de los llamados sabateos o Donmeh (apostatas en turco). En el siglo XVIII uno de ellos, el polaco Jacob Frank, llegó a declararse la reencarnación de Sabbatai Zevi.