UNA HISTORIA FAMILIAR
JERÓNIMO MERINO (n. Villoviado, 1769 – m. Alençon, 1844)
Mucho se está hablando a raíz de la guerra de Iraq sobre la diferencia entre insurgencia o guerrilla popular y terrorismo. En nuestro país tenemos para ilustrar la situación lo sucedido en nuestra guerra de independencia (1808-1814) contra el invasor francés. En ambos casos la gente se levanta contra el invasor extranjero pese a que, en teoría, la invasión significa la imposición de un sistema que traerá mayor libertad. En ambos casos el ejército que presuntamente tiene que traer la libertad se conduce de manera brutal, lo que hace que la gente no los vea como liberadores y, por último, en ambos casos son los religiosos del país invadido cabeza de la insurgencia en muchos lugares. En España fueron además esos mismos curas guerrilleros que pueblan nuestra épica nacional particular los que después tratarían por todos los medios de ahogar el ansia de libertad que tras la invasión francesa (y parece que más bien a pesar de ella) había empezado a brotar entre los españoles. Uno de los más famosos clérigos guerrilleros fue el cura Merino.
Hijo de campesinos propietarios del pueblo burgalés de Villoviado, Merino estudió para cura en Burgos y volvió a su pueblo para ocupar la plaza de párroco. En 1808 las tropas francesas que pasaban por allí, al parecer le vejaron (aunque no he sido capaz de encontrar en qué manera, la verdad) y lo encarcelaron. Poco después consiguió escapar y, con un sobrino y unos pocos feligreses, se echó al monte y fundó una de los grupos guerrilleros, conocidos por aquel entonces como "partidas de Cruzada", más famosos de la época. Parece que el único conocimiento militar que tenía le venía de la lectura de los clásicos, pese a lo cual se convirtió en una de las peores espinas clavadas en las líneas logísticas francesas entre Burgos y Valladolid, hasta el punto de que llegó a interesar al mismo Napoleón. En 1810 tras la acción de Quintanar del Puente en la que se hizo con un gran convoy que se dirigía a Ciudad Real fue nombrado coronel por la Junta Suprema, aunque se tuvo que retirar a la sierra de Quintanar acosado por los franceses. Poco después fue ascendido de nuevo, a brigadier, al eliminar a un nutrido grupo de franceses en Barbadillo. También posteriormente consiguió apresar a un batallón entero de polacos, y realizó multitud de acciones con su grupo o en unión de otros como el de el Empecinado con gran éxito, de manera que al terminar la guerra era general y gobernador militar de Burgos. Lamentablemente durante el conflicto Merino destacó también por su crueldad con los franceses prisioneros, protagonizando actos como el del fusilamiento de veinte franceses por cada miembro de la junta de Soria que los invasores habían asesinado en 1812 que, si bien eran respuesta muchas veces al salvajismo del enemigo, nos parecen difícilmente justificables hoy en día. Es de suponer que a los franceses esta forma de actuar tan distinta a su guerra convencional les parecería terrorismo y las historias que se cuentan sobre la crueldad de los guerrilleros nos hace pensar en las imágenes de rehenes occidentales vistas en TV no hace demasiado tiempo.
Después de la guerra Fernando VII le nombró canónigo en Palencia, aunque parece que duró poco en el cargo por discusiones con sus compañeros. Sin embargo, en 1820 volvió a echarse al monte, esta vez para defender el absolutismo frente a los liberales que habían terminado por imponer la Constitución de Cádiz al monarca. Durante el Trienio Liberal (1820-1823) dirigió cuadrillas de guerrilleros en diversas partes de Castilla, y en 1823 sus fuerzas formaron curiosamente la vanguardia del ejército francés que invadió España esta vez para reimplantar el absolutismo, destacándose contra sus compatriotas liberales por las mismas atrocidades que había cometido contra los soldados de Napoleón, y teniendo que enfrentarse en el campo de batalla a antiguos amigos, como el Empecinado.
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, Merino se unió con sus fuerzas al pretendiente Carlos María Isidro, defendido por los absolutistas, contra los liberales que se habían puesto del lado de la reina regente María Cristina en lo que fue la primera guerra carlista. En ella, y como General en Jefe de Castilla y Extremadura, participó en los sitios de Bilbao y Morella. Derrotados los carlistas y con la paz que trajo el convenio de Vergara en 1839, se vio obligado a exiliarse a Francia, él que había sido azote de liberales y afrancesados, terminando sus días en un convento en Alençon en 1844.
La historia del cura Merino y de la lucha incondicional de la Iglesia contra todo lo que supusiese progreso y un mayor grado de libertad en España a lo largo del siglo XIX, nos puede servir como vemos de guía a la hora de suponer lo que puede ocurrir cuando los americanos salgan de Iraq. Esto unido a los últimos acontecimientos no hace pensar en un escenario de mayor libertad a corto plazo, sino más bien lo contrario. Aunque es posible que la semilla de la libertad haya sido sembrada, lo más probable es que tengan que ser los mismos iraquíes los que la alcancen finalmente a su manera y sin imposiciones externas. Solo es de esperar que sea en menos tiempo y de manera más pacífica que en España.
11 Comments:
Saludos,
Me ha gustado mucho la historia de este Merino, sobretodo porque refleja una vez más que este mundo actual no se diferencia lo más minimo de ese otro 'mundo' en el que vivieron nuestros antepasados .... Tal vez sigamos sin aprender la lección o tal vez, tan solo la vamos olvidando cada cierto tiempo y será por ello, que seguimos cometiendo los mismos errores de base que acaban con las mismas consecuencias desastrosas...sea como fuere, defiendo que aprender de lo que ya nos ocurrió y evitarlo debería ser: 'campo obligatorio' para nuestros gobernantes y demás poderosos....Hasta ese día, seguiré entusiasmandome con este tipo de lecturas...
p.d: " Derrotados los carlistas y con la paz que trajo el convenio de Vergara en 1939, se vio obligado a exiliarse a Francia, él que había sido azote de liberales y afrancesados, terminando sus días en un convento en Alençon en 1844."
Pregunto: la fecha de 1939, no está equivocada? ;-)
Je, je, evidentemente (igual ha sido algo inconsciente XD) Gracias por darte cuenta.
Mira, otro "cura" con trabuco:
http://blogs.periodistadigital.com/josemantero.php
Aunque éste, en vez de para salvar España, lo use para desatascar caca.
Y otro:
http://www.latinamericanstudies.org/cuban-rebels/rivas.jpg
También guerrillero, de la teología de la liberación. No sé si es sarasa, pero lo parece.
Pese a que ninguno de los tres, ni el tuyo ni los dos míos, sean representativos de la Iglesia Católica, creo que ya sé cuáles te gustan más. Pillín.
Mola el Mantero este, Irich. No hace falta que te vengas a nuestros días, ya en la misma época hay otro cura Merino (Martín Merino) que cojeaba hacia el otro lado:
http://www.ucm.es/info/museoafc/loscriminales/magnicidios/cura%20merino.html
Lo que pasa es que este precisamente era el que no era representativo en la Iglesia Católica. De los cura trabucaires y los otros a partir de esta época raro es el que salió rojillo.
Joder, HdC, ya tienes hasta trolls (¿o ese no era?)
Sí era, sí.
Mejor ser troll que lameculos. En caso de que, como ahora, te fuercen a escoger, opta siempre por lo menos sucio.
La Historia se juzga en función de su tiempo y circunstancias, el comparar la guerra de Irak con la de la independencia, en que un pais como España que no se habia metido con nadie, es invadido, con el Irak del pirado de Hussein, en que no se obedecio a ningún mandato de ONU para invadir España etc, puede quedar muy bien, pero eso es hacer politica, no historia.
Un saludo y por favor, no compareis la guerra mundial con la star wars, pongo por caso.
Las comparaciones son eso, comparaciones. La equivalencia absoluta nunca existe en ellas, pero lo que quería mostrar es que lo de llamar a alguien cuyo país ha sido invadido (con o sin razón, a parte de los invadidos siempre les parecerá que sin ella) terrorista es cuando menos problemático. El solo hecho de llamar terrorista a alguien que piensa que se defiende ya es tomar partido y hacer política, pero además es que esto es un blog personal y, aunque trato de que sea lo más aséptico posible, voy a seguir expresando "mis" opiniones. Si eso es hacer política, bueno, lo será, pero lo que pasa en el mundo, y cómo lo veo es parte de esta bitácora y de cómo surgen los personajes en ella, lo siento si no te gusta.
En el libro de Pío Baroja, "Aviraneta, la vida de un conspirador" relata la vejación que sufrió el cura Merino. Una patrulla francesa que pasaba por su pueblo, Villoviedo, requisó los caballos, mulas y burros del pueblo. El cura Merino tenía un burro o una mula, no recuerdo, y los franceses le obligaron a llevar en su acémila utensilios de música como tambores, platillos, etc..
Por lo visto, el cura Merino que era muy orgulloso y tenía muy mal genio, después de acarrear los instrumentos un buen trecho, se plantó, y encarándose con los gabachos les espetó una retahíla de improperios asegurándoles que no ayudaba a acarrear nada más. Entonces, un militar francés, le cogió de una oreja y dándole puntapiés y culatazos le obligó a proseguir con la carga.
Todo esto ocurrió delante de sus feligreses y esta afrenta y humillación no la perdonó el cura en su vida. A partir de ese momento juró vengarse de los franceses y francés que veía se lo cargaba.
El resto de su vida está muy bien relatada en el blog.
Pues muchas gracias por la historia. En su día me las vi y me las desee para encontrar en internet y entre mis libros lo que has podido leer.
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