viernes, julio 22, 2005

CUESTIÓN DE CARIDAD


ALOIS HUDAL (n.Gratz, 1885 - m.Roma, 1963)

Después de la Segunda Guerra Mundial la Iglesia negó todo conocimiento sobre las redes que habían ayudado a huir a miles de criminales de guerra nazis. Ante cualquier insinuación de lo contrario, el Vaticano recurría a "historiadores de renombre" que negaban tal punto, como el jesuita Robert Graham. Con el paso de los años, y gracias a denuncias como la de Simón Wiesenthal y la revista americana Reform Judaism, pero sobre todo gracias a las memorias de varios de estos nazis fugitivos se llegó a comprobar la existencia de la llamada "red de los conventos" integrada en la organización ODESSA y dirigida por miembros de la Iglesia, entre los que sobresale el obispo austriaco Alois Hudal.
Hudal, rector del Colegio Pontificio de Santa Maria dell´Anima y representante de la Conferencia Episcopal Alemana ante el Papa, se hizo famoso ya antes de la guerra por su antisemitismo (afirmaba entre otras cosas que el estado liberal era el responsable de haber derribado los muros del gueto) que le llevó a dar su visto bueno a las leyes de Nuremberg, y por intentar conciliar el nazismo con la fé católica. Hudal, ferviente nacionalista alemán, veía el nacionalsocialismo como una continuación del Sacro Imperio Romano Germánico que podía hacer frente al peligro del marxismo y el judaismo (los consideraba lo mismo). No estaba conforme sin embargo con las radicales reformas sociales que proponían los nazis, pensaba que, llevado a su extremo, el nazismo podía sustituir a la religión, en vez de unir a los pueblos alemanes bajo la fé que debía venir de Roma. Por todo ello, al final sus ideas fueron rechazadas en mayor o menor medida tanto por Roma como por los nazis.
Después de la guerra Hudal pasó de convencido nacionalista a luchador contra el comunismo, y fue uno de los que extendieron la idea de que había muchos prisioneros nazis que, no solo eran inocentes de los crímenes de guerra de los que se les acusaba, sino que eran grandes luchadores anticomunistas que podían ser muy útiles en el futuro y que en aquellos momentos necesitaban de toda la "ayuda humanitaria" que la Iglesia pudiera prestarles. La participación en estas mismas ideas por parte del Papa Pio XII y de su consejero Giovanni Montini (el futuro Pablo VI) ha sido muy discutida por el Vaticano (Graham), que afirma que el Papa no solo no conocía las andanzas de Hudal, sino que ni siquiera le recibía por su relación con el nazismo. Sin embargo otros autores dicen que Hudal no solo era el representante de los obispos alemanes ante el Papa, sino que también era secretario de Montini, además de amigo íntimo de ambos, con lo cual es difícil que no estuvieran enterados de sus actividades. La cuestión es que tras la guerra se creó una red que permitió la huída de unos 30.000 jerarcas nazis a América mediante fondos que venían de organizaciones como Cáritas, Cruz Roja y otras más oscuras relacionadas con el OSS americano y el MI6 británico. Durante años fue célebre el monasterio de la vía Sicilia, en Roma, por el que pasaron criminales tan tristemente famosos como Franz Stangl, comandante de Treblinka; Gustav Wagner, comandante de Sobibor; Walter Rauff, inventor de las cámaras de gas móviles o el mismísimo Adolf Eichmann. Todos ellos obtuvieron documentación falsa de Hudal, y luego acabaron refugiados en la Argentina de Perón, donde muchos escribieron memorias que daban luz a la trama. Pese a ello, la Iglesia siguió negando su relación con el asunto.
Antes de su muerte en 1963, Hudal reconoció en sus "Diarios Romanos" (en los que rechazaba el nazismo) su implicación en la red ODESSA, considerada como un acto de caridad.