lunes, agosto 08, 2005

NI VERGÜENZA NI PESAR


PAUL WATERFIELD TIBBETS (n. Quincy, 1915-m. Columbus, 2007)

Hace dos días se celebró el aniversario de la destrucción de Hiroshima. Durante los útimos sesenta años se han escrito miles de páginas sobre ello, se ha intentado comprender la tragedia desde todos los puntos de vista. Durante la Guerra Fría la bomba de Hiroshima representaba la espada de Damocles que amenazaba nuestra civilización, y han sido muchas las voces que han tratado de expresar lo innecesario de aquel acto e incluso se han preguntado si no habría que poner a los que lo perpetraron junto a los criminales de guerra del otro bando. La bomba de Hiroshima es un símbolo controvertido cuyo significado aún divide a la humanidad. Parece que hoy en día, sesenta años después, el único que lo tiene totalmente claro es un viejecito de noventa años que vive en Columbus (Ohio) y que piensa que a los responsables del 11S habría que liquidarlos sin juicios ni ese tipo de mariconadas. Se llama Paul Tibbets, y fue el piloto que lanzó la bomba.
Hijo de un hombre de negocios con bastante éxito, decidió a los doce años que lo que quería era volar, pese a las esperanzas que su progenitor tenía en verle convertido algún día en una eminencia médica. De hecho empezó a estudiar Medicina en las universidades de Florida y Cincinnati, pero pronto lo dejó para ingresar en la Academia del Cuerpo Aéreo del Ejército, en 1937. En 1942 era comandante de un grupo de bombardeo sobre Europa y, el 17 de agosto, fue el primer americano en bombardear la Francia ocupada, pilotando un B-17 sobre Rouen. En total voló 25 misiones de bombardeo primero sobre Francia y luego sobre África del Norte, donde además hizo labores de piloto particular del general Clak y el mismísimo Eisenshower.
En 1943 regresó a los EEUU y fue encargado de las pruebas del nuevo bombardero B-29, con lo que se convirtió en el piloto más experimentado en dicho aparato. Así que en septiembre de 1944 fue asignado al Proyecto Manhattan con la misión de preparar un grupo de bombardeo equipado con B-29 para el lanzamiento de bombas atómicas sobre Europa y/o Japón. En mayo de 1945 el grupo fue trasladado a Tinian, en las islas Marianas, el día 5 de agosto se les ordenó bombardear Hiroshima. El domingo 6 a las 9:15 de la mañana fue lanzada la primera bomba atómica. Se calcula que causó más de 200.000 muertos. En su cabina, Tibbets estaba demasiado ocupado tratando de sacar al "Enola Gay" de la zona afectada por la onda expansiva como para pensar mucho en lo que sucedía debajo de él. Preguntado en 2002 sobre sus sentimientos al respecto, dijo que nunca había sentido pesar ni vergüenza alguna por aquello:" En aquel momento pensé que estaba cumpliendo con mi deber patriótico llevando a cabo las órdenes que me habían sido asignadas". Tres días después se lanzó la segunda sobre Nagasaki. Unos días más tarde, el general Curtis LeMay ordenó a Tibbets lanzar una tercera bomba, que estaba en camino desde los EEUU cuando Japón se rindió.
Después de la guerra, Tibbets partició en las pruebas nucleares del atolón de Bikini, en 1946 y estuvo destinado en la base de Roswell, en Nuevo México. En 1950 fue asignado a las pruebas del nuevo bombardero B-47 y luego cumplió con varios destinos en Europa y las altas esferas de la defensa americana antes de retirarse en 1966 como general de brigada. En los sesenta fue enviado a la India como agregado militar, pero tuvo que abandonar el cargo cuando todos los partidos políticos de aquel país protestaron unanimemente al saber de quién se trataba. Después de aquello trabajó en una compañía suiza pilotando jets privados y como director de un empresa de aerotaxis en Columbus (Ohio) hasta que se retiró finalmente en 1985.
En una entrevista para The Guardian en 2002 en su casa de Columbus, el Tibbets de Hiroshima aparece como un técnico dedicado a su labor, con miles de horas de vuelo, siempre concentrado en su trabajo sin preguntarse nada sobre las consecuencias del mismo. Convencido además de que su acción salvó muchas vidas al hacer que japón se rindiera antes, parece que duerme perfectamente por las noches, aunque ante tanta frialdad uno se pregunta si es la verdad o solo una pose, y qué hubiera pasado si hubiese seguido con sus estudios de Medicina en vez de hacerse piloto. Aunque para esto último sí que tengo respuesta: siempre habrá técnicos dispuestos a cumplir órdenes.
ACTUALIZACIÓN (1 de noviembre de 2007) De El País: Paul Tibbets, el piloto y comandante del B-29 que lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, Japón, ha fallecido hoy a los 92 años en su hogar en la ciudad de Columbus en el estado norteamericano de Ohio.
Gerry Newhouse, un amigo cercano de Tibbets ha informado que el ex piloto sufría de varias dolencias que se habían agudizado en los últimos dos meses. Tibbets pidió antes de morir que no se hiciera un funeral ni que se colocara una lápida en su tumba, ante el temor de que podría convertirse en un lugar donde sus detractores realizaran protestas, ha asegurado Newhouse.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es cierto que cumplía órdenes y que si no hubiera sido él hubiera sido otro. Además no creo que ni él ni nadie supieran el poder destructor de esa bomba, mucho menos las consecuencias que ha tenido en generaciones posteriores.

De todas formas me llama mucho la atención que estuviera dispuesto a volver y a bombardear de nuevo Japón aún después de ver el efecto de la bomba atómica y comprobar que no se parecía a nada conocido anteriormente. No es de extrañar entonces que duerma bien.

4:06 p. m.  
Blogger Jose Antonio del Valle said...

No te creas que no lo sabía. Tuvo varias conversaciones con Oppenheimer y sabía muy bien lo que le cabía esperar. De hecho la maniobra de alejamiento después de soltar la bomba estaba diseñada especialmente para que no les cogiese la onda expansiva. Lo que no me cabe en la cabeza es que no haya tenido nunca malos pensamientos al respecto. Yo los tendría por muy justa que considerase mi causa. No sé.

4:34 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Será de los que hace lo que le mandan o lo que cree que hay que hacer sin cuestionárselo. Y si encima le da la absolución la gente adecuada (sus mandos, el Presidente, el pastor o el cura de su iglesia)pues menos motivo para hacerse preguntas incómodas. Pensaré así por sobreexposición a Los Soprano? No sé : )

Pasando el Tourmalet divinamente por lo que veo.

4:44 p. m.  

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