LA GUERRA HA TERMINADO
HIROO ONODA (n. Kainan, 1922)
Siguiendo con los aniversarios relativos a la Segunda Guerra Mundial, hoy hace 60 años que Japón se rindió. Las bombas de Hiroshima y Nagasaki hicieron que los japoneses renunciaran a la resistencia a ultranza que su cultura les exigía. Bueno, al menos eso es lo que hizo la mayoría de ellos. Sin embargo, la enorme extensión del teatro de operaciones del Pacífico, la cantidad de pequeñas islas casi desiertas que se habían ocupado y el peculiar sentido del honor de los soldados japoneses hizo que muchos quedaran aislados en la jungla y simplemente desaparecieron, o se adaptaron a aquella forma de vida negándose a creer que la guerra se hubiese perdido. El caso más famoso es el de Hiroo Onoda, que se "rindió" finalmente en 1974.
Onoda trabajaba para una empresa de comercio en China cuando fue reclutado por el ejército en 1942. Allí, le enseñaron a considerar la rendición como un crimen, una deshonra que debía ser evitada; y también le enseñaron tácticas de guerrilla y métodos de supervivencia en la selva. En diciembre de 1944 Onoda fue enviado a Lubang, una pequeña isla de las Filipinas, con órdenes de oponerse a la invasión americana y resistir hasta que se le ordenara lo contrario. Los americanos llegaron poco después, y en poco tiempo todos los hombres de su unidad murieron o se rindieron excepto Onoda, que era ya teniente, y otros tres. El pequeño grupo se internó en la jungla y se dispuso a resistir viviendo de lo que cazaban y recolectaban, cambiando frecuentemente de lugar para no ser detectados. En 1949 el soldado Yuichi Akatsu decidió que había tenido bastante guerra y desertó del grupo, contactando poco después con el ejército filipino. Desde entonces comenzaron a buscarlos. En 1952 les lanzaron fotografías de familiares y octavillas con la noticia del fin de la guerra, que Onoda tomó por trucos del enemigo para capturarles. Durante todo aquel tiempo la pequeña partida había sobrevivido de sus propios recursos, pero también de robar a mano armada lo que necesitaban a los aldeanos de la zona. Además, como pensaban que la guerra continuaba, se dedicaban a quemar almacenes de arroz del "enemigo" de modo que fueron considerados bandidos. En 1954 el cabo Shimada fue alcanzado por el disparo de un miembro de una partida de búsqueda y murió. Desde aquel día se les buscó con megáfonos que les informaban del fin de la guerra. Incluso un hermano de Onoda le habló a través de los mismos megáfonos sin que consiguiera hacerle confiar. En 1965 robaron un aparato de radio con el que oían transmisiones chinas, pero decidieron no hacer caso de lo que decían. En octubre de 1972 la policía mató al último compañero de Onoda, Kozuka, tras la quema de otro depósito de arroz, y Onoda quedó solo.
Durante dos años siguió con su "misión" hasta que en febrero de 1974 se encontró con un excursionista japonés llamado Suzuki que acampaba por allí. Suzuki era un estudiante que había decidido salir a ver mundo y les había dicho a sus amigos que no volvería hasta encontrar un panda, a Hiroo Onoda y al Yeti. No sé si posteriormente encontró al abominable hombre de las nieves pero el caso es que en el 74 consiguió hacerse amigo de Onoda y trató de convencerle de que se rindiera. El pundonoroso soldado japonés replicó que no podía hacerlo hasta recibir la orden del oficial que le había asignado su misión, de modo que Suzuki tuvo que volver a Japón y llevarle al comandante Taniguchi, el oficial que treinta años antes había dado la orden de resistir a toda costa. En marzo de 1974 Hiroo Onoda se rindió al fin.
En Japón lo recibieron como a un héroe pero, si bien sus temores de ser considerado un traidor no se hicieron realidad, sucedió justo lo contrario; al héroe no le gustaba el nuevo Japón que encontró a su regreso por lo que, tras publicar sus memorias, se fue a Brasil y se hizo ganadero. Finalmente se casó con una japonesa y vovió a su país, donde abrió un campamento en el que enseña técnicas de supervivencia a niños.
Aunque es el caso más sonado, el de Hiroo Onoda no es el único. Las apariciones de otros "fantasmas" de la guerra se han ido sucediendo desde el fin de la misma hasta nuestros días. De hecho este mismo año han aparecido dos soldados japoneses que habían permanecido ocultos en Filipinas sesenta años. Las autoridades japonesas creen que se trata de Yoshio Yamakawa, de 87 años y Tsuzuki Nakauchi, de 85.
17 Comments:
Ostras, pensaba que esto eran leyendas. ¡Están locos estos japos!
Buen post, hdc!!
Sí, me acuerdo de la película "Quien tiene un amigo tiene un tesoro" :) en la que salía un japonés olvidado en una isla tropical. Era una peli de risa, pero parece que basada en hechos reales ;)
Vaya, una historia sorprendente.
Acabo de conocer tu blog y esta muy bien. Sigue así.
Saludos
un verdadero japonés al conocer la ignominia de la rendición se hubiese hecho el suppuku.
Hola, Rojo. ¿Suppuku?
Vaya, hdc, tambié soy del Valle.
Mishima lo explica que te cagas, si sientes curiosidad.
Igual somos primos o algo :)
El mío es materno. Mis abuelos proceden de Toledo.
Uy, los míos de Cuenca, que no está muy lejos. No lo descartes, primo :)
hijo, debiera haber escrito seppuku. Muy recomendable "mishima, o el placer de morir" de Vallejo Nájera. MARAVILLA descatalogadísima.
Mejor Mishima directamente, bilbored. Sin desmerecer lo de V.Nájera, no lo he leído.
Sea, primo.
El problema de Mishima, es que su propia muerte fue ridícula. Se suicidó tras intentar dar un golpe de estado con cuatro hombres llamando a un grupo de soldados a volver a la tradición japonesa (que para él era el fascismo genocida de los años 30 y 40) Lo único que consiguió es que le llamaran de subnormal pa'riba. Si no se hubiese abierto las tripas, probablemente hubiese acabado babeando en un maniconio.
Alberto no intentó dar ningún golpe deestado. Su acto sólo pretendió despetar a la sociedad japonesa y retomar los valores tradicionales. Si tenía un cierto punto fascista, por otra parte.
Hombre, secuestró al teniente general Mashita y llamó al ejercito a tomar el poder para "acabar con la constitución y restaurar el imperio", yo creo que si intentó dar un golpe de estado, lo que pasa es que sus planes era una estupidez y los soldados se burlaron de él (afortunadamente)
En cualquier caso, su muerte me sigue pareciendo más ridícula que solemne.
PD: ¿Se puede hacer algo con el spam en los comentarios?
Hombre, los puedo borrar, pero son pocos y se han acumulado aquí por la falta de actividad. A ver si mañana continuo, que esta semana me la he tomao de vacaciones :) Además el viernes me debieron poner en algún buscador o algo porque me entraron chorrocientas visitas de yankis y hasta de Singapur.
Enhorabuena por tu blog José Antonio. Está merecidamente situado en la ficha semanal del Libro de Notas, donde lo recomendaré personalmente.
A seguir así!
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